Existen diferentes tipos de seguros de salud, que se ajustan a necesidades concretas en cada caso:

Seguro completo o básico
Un seguro completo cubre de forma muy amplia el acceso a servicios de salud como visitas, pruebas, intervenciones, tratamientos y medicina preventiva en todas las especialidades. Sin embargo, un seguro básico supone un mejor precio para el asegurado, que puede acceder a todas aquellas coberturas que no requieran servicios hospitalarios. En FIATC siempre recomendamos contratar un seguro completo, ya que la esencia del seguro está en que nunca sabemos de antemano qué servicios podemos precisar.

Seguro con y sin copago
El seguro médico puede ser con copago o sin él. En el primer caso, el asegurado abona un importe determinado cada vez que accede a un servicio de salud (prefijado según el tipo de servicio) a cambio del pago de una prima más reducida. En el segundo caso, el cliente recibe toda la atención médica que necesita a cambio del pago de una cuota única.

Seguros con guía médica o de reembolso de gastos
Normalmente, los seguros ponen a disposición de sus clientes una serie de centros y profesionales, indicados en su guía médica, a los que pueden acudir sin necesidad de desembolsar un pago adicional o únicamente el copago acordado. Sin embargo, también es posible optar por un seguro de reembolso, que permite a sus clientes, acceder al centro o profesional que deseen aunque no se encuentre en la guía médica. En ese caso, el cliente abona el importe de los servicios que le son reembolsados (de forma total o parcial) por su aseguradora posteriormente.

Seguro dental
Un seguro médico puede incluir servicios de salud dental gratuitos o con franquicia. Las pruebas y servicios contemplados por los seguros dentales van desde visitas periódicas, revisiones, radiografías y servicios de higiene bucal hasta extracciones o intervenciones.

Para conocer cuál es nuestro seguro de salud ideal es importante tener en cuenta el perfil de las personas aseguradas (edad, si hay o no niños…), el uso que creemos que le daremos al seguro (mayor o menor frecuencia) y nuestras posibilidades económicas.

En primer lugar es importante informarse sobre las coberturas y servicios que ofrece el seguro y ver si incluye las últimas técnicas y tratamientos para comprobar también que es un seguro que se adapta a la evolución de las necesidades de salud de sus clientes. También es importante consultar su guía médica para ver si dispone de los centros y profesionales que más podrían interesarnos.

Una vez hemos decidido que un seguro puede interesarnos, conviene estudiar qué modalidad es la más adecuada para nosotros según la clasificación que hemos hecho más arriba.

En el caso de los seguros con y sin copago, debemos evaluar si deseamos pagar una prima inferior, pero a cambio asumir ciertas aportaciones económicas para tratamientos y servicios médicos, o preferimos abonar una prima algo más alta, pero beneficiarnos de toda la atención médica sin costes adicionales. Si tenemos hijos pequeños es importante tener en cuenta que un seguro sin copago suele ser el más acertado ya que suelen utilizarse más los servicios.

Esta lógica también puede aplicarse en el momento de decidir entre un seguro completo, con asistencia hospitalaria, o básico, sin ella, ya que la diferencia de precio es importante pero hay que tener muy claro si se desea o no disponer de hospitalización.

Finalmente, en el momento de contratar un seguro por primera vez podemos encontrarnos con un periodo de carencia. Eso significa que, para optar a determinados servicios es preciso esperar un periodo de tiempo después de la contratación.